𖦹 ˑ ֗ ִ prólogo
warnings — asesinato, violencia intrafamiliar.
« Al parecer estoy desafiando al destino —
¿O es que lo evito? No está muy claro aún. »
[ Valentine Bane a su hermano Duncan,
luego de conocer a Eloise Bridgerton. ]
PARIS, FRANCIA, 1824
"¿Crees que mamá esté bien?" La pregunta revoloteó en el aire de la habitación, perdiéndose entre la penumbra de la noche y el silencio de ultratumba que llenaba la habitación de aire caliente en tanto miraba el techo.
"No lo sé" la respuesta de su hermano no pareció ser suficiente mientras se removía sobre su cama, se había colado a la habitación del mayor al haberse despertado por el ruido de la madrugada. Acababa de cumplir trece años y cada vez más comenzaba a entender de mejor manera que las peleas de sus padres no eran normales "Es mejor no meternos."
"Pero creo que le está haciendo daño" insistió al escuchar el llanto de su madre desde el piso de abajo, apretando las mantas que lo cubrían del frío con miedo "Y eso no es algo normal."
"Valentine."
"Voy a ir."
La tenue luz de la vela del pasillo pareció invitarlo a salir de la cama sin esperar el permiso de Duncan Bane — La mayoría de los criados dormía a estas horas de la madrugada, y el silencio hacia que la casa pareciera vacía al escabullirse a paso apurado por el largo pasillo de la casa sin temor a que lo hubieran descubierto.
Los Bane vivían en una modesta mansión en Louisiana, en la calle más costosa de toda la ciudad gracias a la exitosa empresa de su padre. Dueños de una enorme vivienda luminosa y llena de felicidad cuando el sol se colaba por entre las pesadas cortinas que tanto amaba Mathilda y lo único que escuchaban eran risas entre sus amplios corredores —En la noche las cosas cambiaban un poco.
"¡¿Qué haces?!" Se detuvo en seco al ser tironeado hacia atrás. Como su padre, Duncan comenzaba a adquirir un tamaño bastante más grande que el común de los chicos de su edad y una musculatura que el no compartía a tal punto "No vayas Val, no quiero que algo te suceda."
"¿Y vamos a dejar que le suceda algo a ella?" Preguntó, y no supo como lo hizo, pero lo apartó de su camino con toda la valentía que había podido juntar de todas esas noches en la que escuchó a su padre desde la habitación "Si no quieres venir puedes quedarte en la cama, hermano. No voy a juzgarte jamás," prometió mirándolo a los ojos "Pero yo voy a bajar para ayudar a mamá."
Y lo iba a hacer sin importar lo que hubiera dicho.
El repentino silencio del mayor lo hizo aprovechar el momento para ser guiado por la adrenalina que lo invadió ante la injusticia, agarrando el portavelas del pasillo con la mano izquierda para apurarse al socorro de la única mujer que amaba en toda su vida sin siquiera mirar atrás.
En realidad, ni Valentine ni Duncan sabían lo que pasaba por las noches con exactitud. Compartían teorías en secreto de sus padres cada cierto tiempo, pero no hablaban mucho sobre del tema por la incomodidad que este traía consigo y lo tajante que había sido Randall Bane la única vez que le preguntó que había sucedido en el desayuno. Su madre parecía siempre estar bien para la mañana siguiente, enfundada en sus mejores vestidos y bellos peinados para ser la envidia de todas las demás damas de la ciudad, con una especie de amnesia temporal que le hacía pensar que no sucedía nada. Siempre feliz, siempre bien.
"Espérame Val."
"Camina más rápido Dune" comentó impaciente "Date prisa."
De pequeño, el menor de los Bane siempre había considerado que era el mas débil de toda su familia. La genética había favorecido claramente a su hermano siendo siempre el predilecto de todo mientras el luchaba para sobrevivir la adolescencia lo mejor que podía, sin embargo esa noche, cuando finalmente ambos fueron testigos de lo que realmente sucedía a puertas cerradas en la modesta mansión, fue como si algo más hubiera tomado el control de su cuerpo haciéndolo actuar cegado ante la ira.
"¡Papá!" gritó el rubio a su lado al ver la imagen frente a sus ojos "¡Papá! ¡Basta!" todo pareció suceder demasiado lento en su cabeza, la escena en el comedor apenas iluminada por unas cuantas velas que había encendido él mismo para la cena, su madre en el suelo entre las lagrima y el vestido hecho jirones, Randall Bane con el cinturón en la mano y la varilla de hierro que suponía debía de estar caliente en la otra — Todo peligrosamente grabado en su cabeza.
¿Cómo es que podía hacerle daño a alguien que quería tanto? Su visión se volvió borrosa al considerarlo, apretando la mandíbula al ser testigo de los golpes de su padre a la mujer que tanto admiraba, golpes que había escuchado todo ese tiempo.
¿Cómo es que no se había dado cuenta? Las marcas en la piel de Mathilda que había pasado de largo por su estúpida ignorancia: ¿Cómo no había ayudado a su madre antes?
Todo en su cabeza pareció suceder lento, sin embargo, los hechos realmente no pudieron haber sido más precipitados en el momento, meros segundos en el instante en que el menor juntaba fuerzas sobrehumanas para empujar a su padre con un odio que no supo de dónde salió, agarrándolo desprevenido ante la repentina aparición de sus dos hijos de la nada e inevitablemente haciéndolo perder el equilibrio bajo la mirada de las únicas tres personas en la sala y cayera golpeándose la cabeza con el borde de la mesa.
La varilla caliente que sujetaba en su mano aterrizó en su rostro quemándolo al instante, y profirió un grito ahogado antes de comenzar a temblar suavemente contra el suelo — Pequeños saltos de agonía en el mismo momento en que la sangre comenzaba a salir rápidamente rodeándolo en un pequeño charco y el humo de la carne quemada llenaba la sala de un olor desagradable que años después seguiría sintiendo un recuerdo de su maldad. Randall Bane.
"¡Valentine!" la voz de su madre pareció llevarlo de vuelta a la realidad. Tenía el rostro mojado por las lágrimas que no había notado, y se sentía terriblemente ahogado en tanto miraba expectante el cuerpo de Randall en espera que se levantara a darle la paliza de su vida.
¿Iba a levantarse no? Solo lo había empujado, tenía que levantarse.
"Mamá yo. . ." apenas pudo hablar entre las lágrimas al notarlo, el cuerpo inerte de su padre ya en el suelo y los latidos de su corazón como jamás lo había sentido en el pecho: No iba a poder levantarse "Yo . . ."
La culpa no tardó en teñirle el corazón de negro.
El sudor pegó la camisola de dormir y las sábanas a su cuerpo al despertar de golpe. El sol ya estaba en lo más alto del cielo en tanto pasaba la mano por su rostro queriendo despabilar del mismo sueño que había tenido toda su vida, incapaz de levantarse de la cama en tanto observaba los detalles del techo arriba en el cielo, contando los segundos pasar en su cabeza hasta aburrirse.
Era agotador volver a 1807 cada noche.
Valentine Bane estaba acostumbrado a que la mayoría de sus días comenzaran mal. Era algo rudimentario casi, la forma en que despertaba dos a tres veces por semana con la misma sensación en el pecho — De golpe como si la realidad lo hubiera reclamado de vuelta, a primera hora en la mañana para que se olvidara completamente de la última vez que realmente descansó como se debía.
Se arrastraba fuera de la cama, pedía que le prepararan un baño caliente y rogaba que lo dejaran en paz por el resto de la mañana al ser tan desapegado a las costumbres europeas y esa necesidad de atenderlo de sus criados que a veces lo incomodaba: ¿Era mucho pedir algo de café y no té con leche?
"Milord," lo saludó Rosemary, su ama de llaves y una dama bastante amable que trabaja para el desde que llegó a Francia "Hoy llegaron mensajeros de Londres."
"¿Algo importante?" preguntó al pasar por su lado, sus días eran bastante ocupados en lo usual y siempre se encontraba corriendo.
"Creo que ha recibido una carta de su hermano, mi señor" le contó, y fue suficiente como para que se detuviera en seco y retrocediera en sus pasos atento a las palabras de la mujer — No solía hablar con su hermano por correspondencia, pero eso no quería decir que no hubiera dado su vida por el de ser necesario. "Su amiga Sylvie también le ha escrito."
No pudo evitar pensar que había pasado algo en tanto agarraba los sobres medio impaciente, algo sobre su madre o algún problema de dinero. Sin darse cuenta solía prepararse siempre para lo peor en tanto le hacia una seña a la dama que era libre de retirarse, agradeciéndole casi en un murmullo apenas audible en tanto sacaba el pequeño cuchillo que utilizaba para abrir los sobres de su correspondencia.
La caligrafía de su hermano seguía siendo irregular y desastrosa, desprolija como siempre le recalcaban en la escuela y tan característica de el que no pudo evitar la sensación de nostalgia al abrirla y encontrarse con las noticias más importantes que había recibido toda la temporada:
Dune iba a casarse.
La sorpresa fue bastante grande al caminar de un lado a otro por la habitación de la cómoda casa que había logrado tener por su propio mérito, sus pies resonaban por el piso de mármol en tanto fijaba sus ojos en la invitación perfumada que había adjuntado junto a la carta, releyendo una y otra vez el nombre de su hermano junto al de su prometida tan ajeno para él.
¿Se había alejado mucho de su familia no? No había tiempo para lamentarse.
No tardó mucho en darse cuenta en realidad — Tenía que volver a Londres.
manip by the only one<3
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